lunes, 28 de octubre de 2013

¿EL AMOR FELIZ NO TIENE LITERATURA?

-ME SORPRENDO DE MÍ A VECES- Se dijo en voz alta- Mis pocas ganas de seguir viviendo, son sorprendentes.
¿Por qué así? ¿Por qué dejamos de sonreír para convertirnos en esto? Dejamos de intentar salir del pozo, y sin embargo nos hundimos más y más. Simplemente, se rindió y odiaba ser tan débil.
Simplemente dejó de comer, ansió desaparecer, ¿era mucho? Se cansó, la situación la supero, eso era todo.
Se cansó de todo, era muy simple, se cansó de ella, de su alrededor, invitó a pocas personas a su burbuja privada y no quería que salgan y a una la estaba perdiendo.
Quería morirse y que nadie las moleste más, ¿para qué tenía objeto a veces estar vivo? LA PERSEGUÍAN, SÍ.
La perseguían los gritos, los intentos frustrados de terminar con todos, sus intentos no validos de hacer algo bien, sus intentos que terminaban en un inodoro y supuestamente intentaba salir, todo  lo que hacía la llevaría a un mismo punto, la muerte, y le daba miedo, muchísimo miedo.
Quería pararlo pero no sabía como.
A veces escribía un “Buenas noches, Valen” y le daba miedo, muchísimo miedo que al otro día ella ya no este, que Valen se haya ido, a veces escribía un: “Buen día mi amor” y tenía miedo, de no estar para saber la respuestas.
Tenía cicatrices en los brazos y estaba cada vez más perdida.
Los días pasan, y cada vez costaba más aprender a quererse, aprender a comer, aprender a no llorar, las peleas aumentaban, quería verlo todo el tiempo, pero él tenía otras cosas, siempre encontraba un tiempo para verla, para hacerle cosquillas para pelearla y quererla al mismo tiempo.

Escribir sobre esto era como pensar en la idea “El amor feliz no tiene literatura”.

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